Traducido por SADE para ODC
4. T. Derbent: Clausewitz, Mao y el maoísmo
3.2. Gonzalo
Abimael Guzmán Reynoso, el “Presidente Gonzalo” del Partido
Comunista del Perú (PCP), es sin duda la segunda gran figura histórica del
maoísmo después del propio Mao. Al enrumbar y dirigir el PCP, al que condujo
cerca de la victoria, por la senda de la guerra popular,
Gonzalo contribuyó decisivamente a la revalorización de la estrategia maoísta
de guerra popular prolongada. La formación militar de Gonzalo se produjo en
1965, en el marco de una formación política y militar integral en la China
popular, en Nanjing.
En su entrevista de 1988 al periódico El Diario, concedida cuando el PCP
estaba en la cima de su poder, Gonzalo menciona a Clausewitz en dos ocasiones.
Primero cuando denuncia a Gorbachov:
“[Gorbachov] dice
esto: “el aforismo de Clausewitz, de que ‘la guerra es una continuación de la
política, sólo que con diferentes medios’, que fue clásico en su tiempo,
resulta ahora cada vez más desesperadamente anticuado. Está destinado a las
bibliotecas”. Pero ésta es tesis sostenida por Lenin y reiterada por el
Presidente Mao en este siglo y es clave en la teoría militar del proletariado,
y a ella nos atenemos en la guerra popular. Así, Gorbachov choca abiertamente
con Lenin, como chocó Kruschev” (61)
A continuación, Gonzalo trata la fase de la guerra en que
las fuerzas armadas se propusieron aniquilar el PCP usando todo tipo de medios
de guerra sucia: torturas, escuadrones de la muerte, desapariciones y milicias
de civiles armados (las rondas).
El 22 de marzo de 1983, una de esas milicias mató a un cuadro maoísta. El 3 de
abril, una columna guerrillera reunió en el pueblo de Santiago de Lucanamarca a
69 milicianos, oficiales y personas cercanas a éstos, antes de masacrarlos con
especial crueldad (a machetazos y pedradas). Lucanamarca tiene de singular que
se trata a un tiempo de la expresión de rabia vengativa de los campesinos
miembros de la guerrilla contra los milicianos y de una medida terrorista
fríamente decida al más alto nivel del PCP.
Gonzalo lo
explica y lo asume: Frente al uso de mesnadas y la acción
militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca,
ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que
no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo
decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la
vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para
sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas
ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la
acción y dispuso las cosas, así ha sido. Ahí lo principal es que les dimos un
golpe contundente y los sofrenamos y entendieron que estaban con otro tipo de
combatientes del pueblo, que no éramos los que ellos antes habían combatido,
eso es lo que entendieron; el exceso es el aspecto negativo. Entendiendo la
guerra y basándonos en lo que dice Lenin, teniendo en cuenta a Clausewitz, en
la guerra la masa en el combate puede rebasar y expresar todo su odio, el
profundo sentimiento de odio de clase, de repudio, de condena que tiene, ésa
fue la raíz; esto ha sido explicado por Lenin, bien claramente explicado.
Pueden cometerse excesos, el problema es llegar hasta un punto y no pasarlo
porque si lo sobrepasas te desvías; es como un ángulo, hasta cierto grado puede
abrirse, más allá no. Si a las masas les vamos a dar un conjunto de
restricciones, exigencias y prohibiciones, en el fondo no queremos que las
aguas se desborden; y lo que necesitábamos era que las aguas se desbordaran,
que el huayco entrara, seguros de que cuando entra arrasa pero luego vuelve a
su cauce. Reitero, esto está explicado por Lenin perfectamente; y así es cómo
entendemos ese exceso. Pero, insisto, ahí lo principal fue hacerles entender
que éramos un hueso duro de roer, y que estábamos dispuestos a todo, a todo. (63)
La tesis de Clausewitz mencionada por Gonzalo es doble; en
primer lugar, en la lucha, se desarrolla un sentimiento de hostilidad aunque
éste no existiera en un principio; en segundo lugar, este sentimiento de
hostilidad presente en el pueblo y entre los combatientes es una de las tres
partes constitutivas de la guerra, junto a la actividad intelectual del
comandante militar, que debe hacer frente a la interrelación de probabilidades
de la guerra, y a la autoridad política, que hace de la guerra un instrumento
de sus proyectos.
Clausewitz: “(…) el combate es la
expresión de un sentimiento hostil, pero en nuestros grandes combates,
que llamamos guerras, ese sentimiento hostil se convierte, a menudo, en
simplemente una intención hostil, y, al menos en términos generales, no
existe sentimiento hostil de un individuo contra otro. Mucho menos por ello, el
combate no se produce nunca sin que actúen tales sentimientos. (…) Pero en el
caso de que éste falte o bien no exista la animosidad al comienzo, el combate
mismo será el que prenda la llama del sentimiento hostil. Si por orden de su
superior alguien realizara un acto de violencia contra nosotros, excitaría
nuestro deseo de desquitarnos y de vengarnos antes del ejecutor que del poder
superior bajo cuyo mando ese acto fue realizado.” (64)
“La
guerra no es, pues, no sólo un verdadero camaleón, por el hecho de que en cada caso concreto cambia de carácter, sino que
constituye también una singular trinidad, si se la considera como un todo, en
relación con las tendencias que predominan en ella. Esta trinidad está
integrada tanto por el odio, la enemistad y la violencia primigenia de su
esencia, elementos que deben ser considerados como un ciego impulso natural,
como por el juego del azar y de las probabilidades, que hacen de ella una actividad
desprovista de emociones, y por el carácter subordinado de instrumento
político, que la inducen a pertenecer al ámbito del mero entendimiento.
El primero de estos tres aspectos interesa especialmente al pueblo; el segundo,
al comandante en jefe y a su ejército, y el tercero, solamente al gobierno.” (65)
En Lucanamarca, la autoridad político-militar desencadenó
deliberadamente el sentimiento de hostilidad de los combatientes, que fueron
más allá de lo que aquélla había imaginado; no obstante, el contenido de la
acción, su dirección y, finalmente, sus efectos fueron los que se buscaban.
Lenin abordó repetidamente esta problemática: “No hemos sabido hasta el día de hoy en
el Comité Central que en Petrogrado los obreros querían responder al asesinato
de Volodarsky [redactor en jefe de la Krasnaya
Gazeta bolchevique] por medios del Terror de masas que vosotros [el liderazgo del partido
de la ciudad] habéis frenado. ¡Protesto enérgicamente contra esta
acción! (...) El momento es de una extrema gravedad.
Hay que fomentar la energía y el carácter masivo del terror contra los
contrarrevolucionarios, especialmente en Petrogrado, donde el ejemplo debe
resultar decisivo.” (66)
“La unidad de la voluntad no puede ser una frase, un
símbolo. La exigimos en la práctica. Se expresaba así en el tiempo de la
guerra: quienquiera que antepusiera sus propios intereses (los de su aldea, los
de su grupo) a los intereses comunes era considerado un especulador y fusilado;
estas ejecuciones quedaban justificadas en la clase obrera por su voluntad
consciente de vencer. Hablábamos bien claro de estas ejecuciones, no
ocultábamos la violencia, porque sabíamos que no podríamos salir de la vieja
sociedad sin ejercer la coacción sobre
los elementos retrasados del proletariado.” (67) [Retraducción de ODC. Nota de ODC].
“Sabemos que la resistencia exasperada de la burguesía
contra la revolución socialista es inevitable en todos los países y que dicha
resistencia aumentará en la medida en que se desarrolle esa revolución. El
proletariado vencerá esa resistencia, y durante la propia lucha contra la
resistencia de la burguesía adquirirá la madurez necesaria para triunfar y
ejercer el poder. La venal prensa burguesa puede gritar a los cuatro vientos
siempre que nuestra revolución incurra en una falta. No tenemos miedo a
nuestras faltas. Los hombres no se han vuelto santos por el hecho de que haya
comenzado la revolución. Las clases trabajadoras, oprimidas y engañadas durante
siglos, condenadas a vivir por fuerza en la miseria, en la ignorancia y el
embrutecimiento, no pueden hacer la revolución sin incurrir en faltas.” (68)
Contrariamente a lo que escribió Gonzalo, Lenin jamás
mencionó a Clausewitz sobre esta cuestión. Pero este pequeño error muestra de
hecho hasta qué punto Gonzalo era lector cuidadoso de Clausewitz y Lenin: las
notas de lectura de Lenin sobre Vom
Kriege muestran un vivo interés por la forma en que Clausewitz había
tratado esta cuestión. Lenin recopió los pasajes sobre la correlación entre el
desencadenamiento de la violencia y la profundidad del carácter político de la
guerra (69), sobre el sentimiento de hostilidad en el pueblo en tanto que
componente de la “trinidad” clausewitziana de la guerra (70) y sobre el desarrollo de este sentimiento
de hostilidad (71).
3.3. La U.C.I.
(Sarbedaran)
El 25 de enero de 1982, la Unión de los Comunistas de Irán
(Sarbedaran), hoy Partido Comunista de Irán (Marxista-Leninista-Maoísta), que
practicaba la guerra de guerrillas contra el régimen islámico, agrupó sus
fuerzas en los bosques de los alrededores de la ciudad de Amol, cerca del mar
Caspio, y las lanzó contra la ciudad. La ofensiva aprovechó el levantamiento de
la ciudad, que fue liberada durante dos días. Pero la insurrección no pudo
extenderse y fue aplastada. Muchos cuadros y militantes de la UCI (S) murieron
en combate o en la oleada represiva que siguió.
En octubre de 1993, la corriente liquidacionista del PCP
hizo público un documento titulado Asumir - Combatir por la Nueva Decisión
y Nueva Definición, favorable a un acuerdo de paz con el Estado peruano,
destinado a proporcionar una base teórica, política y estratégica a las “cartas
de paz”, atribuidas al Presidente Gonzalo preso, y que una gran parte del PCP
denunció como falsas. En el seno del movimiento maoísta internacional, la
respuesta más argumentada a Asumir
fue la redactada por la UCI (S). En este extenso documento (más de 40 páginas)
titulado El marxismo consiste en
miles de verdades, pero todas se reducen a una frase: ¡Es justo rebelarse! (72) [Retraducción de ODC.
Nota de ODC], se cita a Clausewitz tres veces:
“Asumir y el
artículo de la prisión [las “cartas de paz”] abordan la
cuestión de la guerra como si se tratara de un juego. ¡Por
supuesto que no es así! Sobre todo porque debido a su contenido social, una
guerra revolucionaria es una guerra apasionada y violenta. Como ha señalado el
camarada Gonzalo, “Marx nos ha enseñado: no se juega a la insurrección, no
se juega a la revolución; pero cuando uno enarbola la insurrección, cuando uno
toma las armas, no arría la bandera, la mantiene victoriosa hasta el triunfo,
sin arriarla jamás; así nos enseñó ¡y no importa cuánto nos cueste!” (Presidente Gonzalo, entrevista con El
Diario, 1988). Nuestra guerra debe juzgarse por su contenido social. El punto
clave de todas las guerras es “preservar las propias fuerzas y destruir las
fuerzas del enemigo”. Pero estas leyes funcionan en interacción con un contenido
social y el contexto en el que se hace la guerra. “Cuanto más intensos y poderosos sean los
motivos y las tensiones que justifiquen la guerra, más estrecha relación
guardará ésta con su concepción abstracta. Cuanto más encaminada se halle a la
destrucción del enemigo, tanto más coincidirán el propósito militar y el
objetivo político, y la guerra aparecerá más como puramente militar y menos
como política. Pero cuanto más débiles sean las motivaciones y las tensiones,
la tendencia natural del elemento militar, o sea la tendencia a la violencia,
coincidirá menos con las directrices políticas; por tanto, cuanto más se aparte
la guerra de su trascendencia natural, mayor será la diferencia que separa el
objetivo político del propósito de una guerra ideal, y mayor apariencia tendrá
la guerra de ser política.” (73) (Clausewitz, De la guerra). Por ejemplo, cuando los imperialistas
luchan entre sí, no se aniquilan porque ello no es parte de los intereses de su
base de producción capitalista. Imponen sólo la capitulación para obtener
concesiones. Pero, cuando se trata de la guerra popular, no descansarán hasta
la aniquilación y sus actividades en ese sentido no concluirán hasta que sean
derrotados y su poder sobre el Estado haya desparecido. Y mientras el Estado proletario
no esté firmemente asentado, los imperialistas intentarán derrocarlo. “Cuando
decimos que “el imperialismo es feroz”, queremos decir que su naturaleza nunca
cambiará, que los imperialistas nunca dejarán de lado sus cuchillas de
carnicero ni se convertirán jamás en Budas, y así hasta su ruina.” (Mao, Pequeño Libro Rojo, “Guerra y
Paz” ) (74).
(...) Precisamente debido a la naturaleza de la guerra
revolucionaria, una vez desencadenada dicha guerra, ya no se puede volver a la
lucha fundamentalmente pacífica. Sin
embargo, esto es algo que los revisionistas armados y las fuerzas nacionalistas
burguesas hacen a menudo. ¿Por qué y cómo es posible para ellos y no para
nosotros? Debido a la naturaleza reformista
de su “guerra”, porque su estrategia no es destruir el viejo Estado, sino
hacerse un hueco en él. Esto no es más que una especie de lucha armada o, en el
mejor de los casos, una “guerra mínima o
limitada”, que consiste simplemente en amenazar al enemigo, con un ojo puesto
en las negociaciones, que se mantienen como opción de reserva. Desde el momento
en que no hay intereses vitales en juego, no hay más que concesiones y
trapicheos. Clausewitz se percató de este fenómeno y lo explicó: “la idea
política que preside la guerra también ejerce una gran autoridad sobre el modo
de dirigirla. Cuando el sacrificio que se desea exigir del enemigo no es
considerable, basta con apoderarse de un objeto de valor equivalente, lo cual
se espera conseguir con poco esfuerzo. El oponente hace generalmente un
razonamiento similar” (Clausewitz, De la guerra) (75).
(...) El enemigo también aprende. Es de ilusos esperar que
renuncie a emplear toda su inteligencia y todas sus reservas materiales para
destruir una guerra maoísta. Para ellos, emprender negociaciones de paz forma
parte de su estrategia militar de aniquilación de los revolucionarios y de los
revolucionarios potenciales (la base de masas). En la medida que puedan
aplicarán el principio básico de la guerra en sentido estricto contra una
guerra revolucionaria dirigida por los maoístas. Esto es así porque el
propósito político de la guerra revolucionaria es destruir el viejo Estado y
aniquilar para siempre el reinado de las clases explotadoras [aquí una nota
al pie remite a la siguiente cita]: “Sometida así a la política, la guerra adopta necesariamente su carácter.
Cuanto más fuerte y poderosa sea la primera, más enérgica será la segunda. No
hay límites a este respecto y la guerra puede llegar así a su forma absoluta.”
(Clausewitz, De la guerra) (76)
[Todas las citas de este epígrafe salvo la primera de Clausewitz son
retraducciones. Nota de ODC].
Estas
tres citas se encuentran en diferentes ubicaciones en el documento de la UCI
(S), provienen de diferentes capítulos de Vom
Kriege, pero todas versan sobre la misma tesis de Clausewitz: una guerra
ilimitada y sin ley revela una disputa política fundamental.
3.4. Pasang
Nanda
Kishor Pun, “Pasang”, fue el principal dirigente militar de la guerra popular
en Nepal. Apodado “El Giap nepalí”, participó en casi todas las grandes
operaciones militares del Ejército Popular de Liberación (EPL). Pasang comenzó
su militancia en el movimiento estudiantil y fue detenido y torturado en dos
ocasiones. Durante el periodo de preparación de la guerra popular, presidía la
Liga de Jóvenes Comunistas y dirigía la formación militar de los cuadros del
Partido Comunista de Nepal (Maoísta). Pasang estudió en profundidad a
Clausewitz, Sun Tzu, Marx, Lenin, Mao y Giap, las publicaciones militares
contemporáneas y las epopeyas hindúes Ramayan y Mahabharat. Se convirtió en el
comandante de la primera unidad guerrillera, en el comandante del destacamento
de fuerzas de la guerrilla en 1999 y, finalmente, en el comandante en jefe del
Ejército popular.
Pasang
creó la Fundación del EPL dedicada a popularizar las enseñanzas estratégicas y
militares de la guerra popular. Además de la publicación de manuales y relatos
sobre los combates en Nepal, la Fundación ha traducido y publicado media docena
de libros considerados importantes, entre los que se encuentran Guerra popular, Ejército popular, de Giap, y De la guerra, de Clausewitz; éste último fue, según Pasang,
“cuidadosamente traducido” en cinco meses antes de ser distribuido a todas las
secciones del EPL. Aunque la influencia de Clausewitz, como las de Giap y Mao,
son abiertamente reivindicadas por Pasang, es difícil determinar cuál fue la
influencia de las tesis clausewitzianas en él, puesto que los únicos escritos
de Pasang traducidos al inglés son entrevistas y declaraciones generales, así
como relatos de operaciones (77).
Miembro
del Comité Central y del Buró Político, Pasang pertenece a la corriente
prachandista, que detuvo la guerra popular en favor de los acuerdos de paz para
integrarse en el sistema. Aprobó el desarme del EPL, la desmovilización de una
parte de los combatientes del EPL y la integración de la otra parte en el
Ejército “nacional”. De esta manera, Pasang contribuyó a la destrucción del EPL
que él había contribuido a construir y que había dirigido de victoria en
victoria...
4. Conclusión polémica
“Son muchos los que de la guerra hablan,
pocos lo que la hacen.”
Proverbio
malinké
Es
sorprendente la comparación entre la importancia de Clausewitz para Lenin, Mao,
Giap y Gonzalo, y el poco caso que le prestan algunas organizaciones maoístas, como
las que criticaron mi trabajo (78).
Uno
está tentado de encontrar un sentido al hecho de que los partidos maoístas que
han practicado la guerra popular hayan reivindicado a Clausewitz, mientras que
los que no han pegado un tiro desde su fundación, diez o veinte años atrás, le
encuentren todos los defectos del mundo...
____________________________
Notas
(61) Curiosamente, la edición francesa de la
Entrevista del Presidente Gonzalo con El
Diario, (la del Movimiento Popular Perú de Francia, marzo de 1989) omite la
referencia a Clausewitz. En lugar para estar traducido, el pasaje está
reescrito en los siguientes términos: “[Gorbachov] dice que una parte de esta nueva forma
de pensar consiste en comprender que la guerra no es la continuación de la política
por medio de las armas. Dice: ya
no podemos avanzar con formas de pensamiento del pasado siglo. ¡¿Qué siglo
pasado?! Es la tesis de Lenin, Lenin es de este siglo y Lenin nos enseñó que la
guerra es la continuación de la política por otros medios, por medio de las
armas. Pero Gorbachov dice que esto está superado.”, página 96. Desconozco
los motivos de esta reescritura.
(62) Gonzalo alude a la guerrilla guevarista del MIR
(Movimiento de Izquierda Revolucionaria) de 1965-1966, que fue rápidamente
aniquilada por el ejército.
(63) Entrevista del Presidente Gonzalo con El Diario, op. cit. páginas 50-51.
[Nota del Editor: Clarté Rouge, nº
2, página 74].
(64) De la guerra, libro II, capítulo 2, página 125.
(65) De la guerra, libro I, capítulo 1, página 53.
(66) Telegrama
a G. Zinoviev, O.C. op. cit., volumen 35, página 342.
(67) Discurso
al Tercer Congreso de sindicatos de Rusia, O. C. op. cit., volumen 30,
página 523.
(68) Carta
a los trabajadores americanos, O. C. op. cit., volumen 28, página 67.
(69) Notas de Lenin publicadas en anexo a Clausewitz et la guerre populaire,
op. cit., págs. 133-134.
(70) Notas de Lenin, op. cit.; págs. 135-136.
(71) Notas de Lenin, op. cit.; pág. 137.
(72) Este texto es inédito en francés.
(73) De la guerra, libro I, capítulo 1, página 51.
(74) Citas del Presidente Mao Tse-Tung, Pekín, 1966, página 78.
(75) De la guerra, libro VIII, capítulo VIA, página 852.
(76) De la guerra, libro VIII,
capítulo VIB, página 856.
(77) Véase Pasang (Nanda
Kishor Pun): Red Strides of the
History, Agnipariksha Janaprakashan Griha Putalisadak, Katmandú, 2008.
(78) No sólo el Partido Comunista
Marxista-Leninista-Maoísta (Francia) en los artículos ya citados, sino también
el (nuovo) Partido Comunista Italiano en la Carta abierta a la redacción de “Clarté” de mayo de 2007.
http://odiodeclase.blogspot.com.es/2013/08/sobre-la-guerra-popular-clausewitz-y.html
- Segunda Parte en este enlace:
- Tercera Parte en este enlace:
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